REENCUENTRO LATINOAMERICANO CON JUSTICIA Y LIBERTAD /

JOSÉ TAVERAS /
Analista dominicano

Miami.- Se requiere como proyecto de nación una sociedad con participación conjunta de sus componentes, con la suficiente capacidad para definir cómo nos gustaría vernos con el transcurrir de los años.

La transformación es la búsqueda de soluciones y no puede estar asignada de manera exclusiva a una fuerza política o gobierno en particular. Es necesario iniciar ese trabajo como actividad de primer orden. Olvidando intereses personales y comprendiendo de una vez por todas las necesidades de cambios que dejen como resultado la solución de los problemas y, por ende, mayor calidad de vida en nuestros pueblos.

No podemos permitir que las marcadas diferencias políticas continúen alejando la conjunción de esfuerzos, aunque entendemos que la diversidad de criterios enriquecen el debate diario y constituyen en muchos casos un aporte importante para encaminarnos por mejores horizontes y, no como suele ocurrir, que solo sirven para dividir a la sociedad y convertirla en un formato identificado con caprichos y conceptos ideológicos extemporáneos.

En las recientes décadas ha reinado la incertidumbre política en varios países latinoamericanos, haciéndose, por ese motivo, cada día más complicada la integración y convivencia entre los habitantes de un mismo país. Dando la impresión de que hay dos países distintos, donde la polarización cada día se acentúa, mostrando al mundo dos estilos irracionalmente opuestos.

Lo que no ocurre en la República Dominicana, que surge como auténtico modelo de hermandad en el Caribe, sin idealismos trasnochados y con un transcurrir democrático sin alteraciones. Aún con los cuestionamientos emanados de la oposición a los gobiernos de turno, podemos afirmar que en sus postulados políticos y derechos civiles existen condiciones como la libertad y la autodeterminación, que es el patrón a seguir, es decir, esa aspiración de vivir con la oportunidad de decidir y escoger en acuerdo y armonía.

Por lo tanto, mirando ese magnífico ejemplo, nos damos cuenta de la necesidad de reflexión sobre el problema de la segmentación política (recíprocamente hostiles) que hoy se vive en la mayoría de nuestros países.

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